12 de Diciembre, 2023 - Ya no hay condenación
Romanos 8:1 (RVA) “Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.”
Poder pararse con valentía y decir, "Ya no me siento condenado," es enorme para la mayoría de los creyentes. Romanos 8:1 dice: "Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu". La no condenación es la meta y Romanos 8:1 es nuestra promesa. Ya que es una promesa, necesitamos aprender a caminar en ella. Debemos recibir la promesa y luego saber cómo obtenerla y mantenerla. Para caminar en esta promesa de libertad de la condenación, debes saber lo que significa la condenación. Es sentirse indigno, no lo suficientemente bueno; recibir un juicio de no ser apto. La Palabra dice, ¡ya no debes sentirte así! ¿Dónde te sientes condenado? ¿Dónde reside este sentimiento? Debemos localizarlo. 1 Juan 3:20 (Versión Amplificada) dice: "Siempre que nuestros corazones en [atormentadora] autoacusación nos hagan sentir culpables y nos condenen. [Porque Él está por encima y es más grande que nuestras conciencias (nuestros corazones), y Él lo sabe (percibe y comprende) todo [nada se le oculta]". Nuestro corazón, o como la Biblia identifica, nuestra conciencia, es el lugar donde la condenación ocurre y reside, y si no es tratada, vivirá allí como el cáncer que es.
Pablo dijo en Hechos 24:16 (NVI): "Así que me esfuerzo siempre por mantener mi conciencia limpia delante de Dios y de los hombres". 1 Timoteo 1:19 (NTV) dice: "Aférrate a tu fe en Cristo, y mantén limpia tu conciencia. Porque algunos han violado deliberadamente sus conciencias; como resultado, su fe ha naufragado." ¿Te das cuenta? Tu conciencia debe mantenerse limpia ante Dios y ante los hombres; y si no la mantienes limpia, tu fe en Dios naufragará. Si violas tu conciencia, te diriges a un naufragio de proporciones épicas. ¿Cómo mantenemos nuestra conciencia limpia ante Dios? Hebreos 9:14 dice: "¿Cuánto más la sangre de Cristo, el cual mediante el Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios, limpiará vuestras conciencias de obras muertas para que sirváis al Dios vivo?" Cuando naces de nuevo, la sangre sin mancha de Jesús purga (borra) tu conciencia de todas las cosas muertas.
Hebreos 9:9 también trata de la conciencia, y dice: "Lo cual era figura para el tiempo presente, en el cual se ofrecían ofrendas y sacrificios que no podían hacer perfecto al que hacía el servicio, en cuanto a la conciencia." Sólo la sangre de Jesús puede borrar lo que está en la conciencia, y, por lo tanto, eliminar la culpa y la vergüenza. La sangre de Jesús me ha liberado de la condenación. ¿Qué pasa después de nacer de nuevo? ¿Qué pasa con la condenación que experimenta un creyente? Viene de uno de dos lugares: un creyente está practicando algún tipo de pecado, o tiene una conciencia de pecado en vez de una conciencia de justicia. I Juan 1:7 dice, "Pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado." Qué asombroso es saber que mientras caminamos en la luz de la Palabra de Dios, la sangre de Jesús nos limpia continuamente. Si pecamos, podemos arrepentirnos; y la sangre de Jesús nos limpiará y purgará nuestra conciencia. Tú y yo debemos estar eternamente agradecidos por la sangre de Jesús. La sangre de Jesús nos limpia, y se deshace de toda culpa y todo rastro de condenación.
Ps Mark Garver