31 de Mayo, 2024 - Oyente olvidadizo
Santiago 1:25 “Mas el que mira la perfecta ley de la libertad, y persevera en ella, no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, éste será bienaventurado en sus obras.”
Escuchar la Palabra de Dios es obviamente muy importante, pero no es solo el oír físicamente lo que te ayudará. La fe viene por el oír y el oír por la Palabra de Dios, es lo que la mayoría de la gente sabe. Su pensamiento inmediato es, «Solo necesito seguir escuchando una y otra vez,» y hay algo de verdad en eso, pero lo que realmente necesita suceder es que su fe necesita ser liberada cuando escuchan. El primer grupo de Israelitas, que fueron a la Tierra Prometida, no entraron debido a su incredulidad, pero comenzó con escuchar. La Palabra no aprovechó a los que oyeron porque no mezclaron la fe con ella (Hebreos 4:2). Nuestra escritura nos habla de otra caída en un hoyo de la gente, que oye físicamente la Palabra de Dios, y sin embargo ningún cambio parece ocurrir en su vida, y es porque ellos son oidores olvidadizos.
Un oidor olvidadizo, según Santiago 1:22, es alguien que oye la Palabra, pero no hace nada con lo que oyó. Cuando la Palabra es ministrada a ellos, la oyen físicamente, pero si realmente la oyeran, causaría una respuesta en su vida, un cambio, una acción correspondiente. Ellos escuchan con sus oídos físicos pero luego, no lo hacen. Cuando esto sucede, la Palabra de Dios dice que estas personas que «solo oyen físicamente y no hacen nada» están auto-engañadas. Las personas auto-engañadas son las personas más difíciles de ayudar. Ellos creen que ya saben la respuesta, pero la escritura es clara. Dice que los que solo oyen se engañan a sí mismos.
La Palabra de Dios es comparada con un espejo. Debemos mirarnos en esta perfecta ley de libertad (Santiago 1:25). La Palabra dice que no hacer la Palabra es como alguien que se mira en un espejo natural y no puede describirse a sí mismo a nadie. Olvidan lo que vieron. ¡Más que nadie tú debes ser capaz de describir a alguien como te ves!. Cuando la gente escucha la Palabra de Dios y no la pone en aplicación inmediatamente en su vida, son olvidadores de la Palabra. Han olvidado lo que acaban de ver, han olvidado el destello de revelación que acaban de recibir. La Palabra no puesta en acción en nuestra vida es una revelación perdida. Debes escuchar la Palabra con tu corazón y luego, hacerla; si no, la olvidarás y se perderá para ti.
La respuesta se encuentra en nuestro versículo. Necesitamos mirarnos en el espejo de la Palabra de Dios, y dejar que ese espejo nos ajuste. Luego, debemos continuar en la Palabra, «Si vosotros permaneciereis en la Palabra, seremos sus discípulos; y entonces conoceremos la verdad, y entonces seremos verdaderamente libres (Juan 8:31-32). La única manera de no ser etiquetado como un oidor olvidadizo es ser un hacedor de la Palabra. La versión clásica Amplificada dice la última parte de Santiago 1:25 de esta manera, «...no siendo un oyente desatento que olvida, sino un hacedor activo [que obedece], será bendecido en su hacer (su vida de obediencia)». La bendición o cumplimiento de lo que Dios promete viene constante y consistentemente a aquellos que hacen lo que han escuchado. Debemos mezclar la fe con lo que estamos oyendo; entonces, no debemos olvidarlo sino hacerlo. Es nuestro estilo de vida; debemos vivir por fe. Debemos vivir de acuerdo con lo que oímos. Debemos practicar lo que oímos. Debemos hacer lo que oímos.
Pr. Mark Garver