08 de Febrero, 2024 - Encuentros con Dios
2 Corintios 3:18 (RVA) “Pero todos nosotros, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor.”
Todos necesitamos un encuentro con el Señor. Es lo que transformó radicalmente a Saulo en Pablo. Un encuentro con el Señor en una pequeña iglesia de Illinois cambió mi vida para siempre. ¿Has tenido un encuentro con el Señor? ¿Cómo puedes tener un encuentro con el Señor?
Uno de los encuentros más dramáticos es entrar en contacto con la presencia de Dios o la unción. En Hechos 9, vemos que Pablo tuvo contacto directo con el Señor. Este encuentro hizo que Saulo pasara de perseguir a la iglesia, a ser salvo. El resplandor de la gloria ese día detuvo a Saulo en su camino y causó que fuera transformado. La presencia de Dios envió a Saulo en una dirección diferente en su vida; tanto que el Señor cambió su nombre a Pablo. Pedro también tuvo un encuentro con Dios; el día de Pentecostés, fue gloriosamente lleno del Espíritu Santo mientras lenguas de fuego se posaban sobre él y lo transformaban en otro hombre. Antes de esta experiencia, había negado a Jesus tres veces; pero después de este glorioso encuentro, se levantó y predicó y la gente nació de nuevo. Ahora era valiente y ya no se avergonzaba.
Cuando tienes un encuentro con el Espíritu Santo, eres cambiado. 2 Corintios 3:17-18 nos dice que donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad. Nos dice que somos cambiados o transformados por el Espíritu del Dios Viviente. La palabra "cambiado" es metamorphoo. Es de esta palabra que obtenemos metamorfosis; es una criatura pasando por una transformación para convertirse en algo totalmente diferente. Una oruga se convierte en mariposa. Un renacuajo se convierte en rana. Cuando un ser humano nace de nuevo, se convierte en una nueva creación en Cristo Jesús. Somos totalmente cambiados. Esa es también la forma en que continuamos cambiando. Debemos continuar teniendo encuentros con el Espíritu Santo.
También debemos tener encuentros diarios con la Palabra de Dios. La Palabra de Dios es Jesús mismo. En Juan 1, dice que Jesús es la Palabra hecha carne. 1 Juan nos dice que había tres en el Cielo: El Padre, la Palabra y el Espíritu. Jesús siempre ha sido la Palabra, y siempre lo será. Tú y yo necesitamos un encuentro diario con la Palabra de Dios. La Biblia dice en Juan 8:31-32 que si continuamos en la Palabra, seremos Sus discípulos, y seremos libres de verdad. Tendremos libertad. En Santiago 1:25, dice que podemos mirar en la ley perfecta de la libertad, que es la Palabra de Dios. Llama a la Palabra un espejo, y esta Palabra reflejará quien realmente eres. La Palabra de Dios también transformará tu mente. El lavado diario de la Palabra te hará pensar diferente y, por lo tanto, ser diferente.
Necesitamos un encuentro regular con la Palabra de Dios, con el Espíritu de Dios y con el Señor. ¡Proponte tener un encuentro diario!
Ps Mark Garver