13 de Noviembre, 2024 - ¡Espíritu de Fe!
2 Corintios 4:13 “Nosotros, teniendo el mismo espíritu de fe, según está escrito: Creí, y por eso hablé; también nosotros creemos, y por eso hablamos.”
Josué y Caleb tenían un espíritu de fe. La Palabra dice en Números 14:24 que Caleb tenía un espíritu diferente. Creyó lo que Dios decía a pesar de lo que veía y de lo que decía la mayoría, que estaba en la incredulidad. Caleb dijo lo que Dios dijo: «Bien podemos» (Números 13:30). En otras palabras, tenemos la Palabra de Dios sobre esto, así que vayamos por lo que Él nos ha dado. Un espíritu de fe cree en Dios incluso en circunstancias desalentadoras. Es cuando todo se ve mal, todavía crees lo que Dios dijo. Así que, tú también puedes tener un espíritu de fe.
Pablo tomó este principio de «Creí, por eso he hablado» del Salmo 116:10. También se puede decir que un espíritu de fe proviene de alguien que declara con valentía: «Está escrito».
¿Conoces a alguien que haya hecho eso? ¿Qué tal Jesús? Él tenía un espíritu de fe y cuando el diablo lo tentó, dijo: «Está escrito» (Mateo 4). Pero no puedes decir lo que está escrito si no sabes lo que está escrito. Un espíritu de fe sabe lo que está escrito y sabe cómo declararlo con valentía.
Llega un momento en que debes ponerlo en pasado y decir: «Creí». Marcos 11:24 dice que debes creer cuando oras. Por lo tanto, tiene que haber un punto en el que creíste. Cuando se trata de recibir lo que el Señor ya te ha provisto, debes ser capaz de ir a un tiempo y a un lugar donde lo creíste. ¿Puedes hacerlo? La gente dice: «Estoy creyendo». ¿Qué estás creyendo? ¿En qué estás basando tu fe? Sólo puede ser fe bíblica cuando está basada en las escrituras.
Cuando crees en algo, haces una confesión de fe, una declaración de lo que crees en tu corazón. Siempre es así. Cuando creíste que Jesús resucitó de entre los muertos, lo confesaste, y naciste de nuevo. De la abundancia de tu corazón habla tu boca (Mateo 12:34). Marcos 11:23 nos dice que cuando creemos lo que decimos, se cumplirá. El creer y el decir van de la mano. No se puede creer sin decir; pero se puede decir sin creer, aunque esto no producirá ni activará el poder de Dios.
Vemos claramente el patrón en la Palabra de Dios. Desde el principio, Dios usó Su Palabra para crear. Josué y Caleb hablaron lo que creían; e hizo que fueran los dos únicos de su generación en entrar en la tierra prometida. Lo que realmente crees siempre sale de tu boca, ¡especialmente cuando la vida lo exprime! Si no te gusta lo que sale de tu boca, cámbialo creyendo lo que Dios dice. Pon Su Palabra en tu corazón. Nunca trates de arreglarlo de afuera hacia adentro. Arréglalo de adentro hacia afuera. Si, debemos controlar nuestra lengua; pero para obtener resultados, debemos verdaderamente cambiar lo que creemos, para que podamos asegurarnos que nuestras palabras son Sus Palabras.
Pr. Mark Garver