22 de Abril, 2024 - Mensajero convertido en gobernante
Nehemías 1:2-3 “Vino Hanani, uno de mis hermanos, él y algunos hombres de Judá, y les pregunté acerca de los judíos que habían escapado, que habían quedado del cautiverio, y acerca de Jerusalén. Y me dijeron: El remanente que ha quedado del cautiverio allá en la provincia está en gran aflicción y oprobio; también el muro de Jerusalén está derribado, y sus puertas quemadas a fuego.”
La mayoría de la gente conoce al famoso hermano de Hanani, Nehemías. Fue él quien, contra todo pronóstico, con el favor de Dios reconstruyó las murallas de Jerusalén. Hizo que el remanente se uniera y finalmente el honor fue restaurado al templo y a esa ciudad santa. Debido a lo que Nehemías hizo por el llamado de Dios en su vida, la Palabra del Señor fue leída de nuevo al pueblo de Dios. Entonces, ¿Por qué quiero hablar del hermano de Nehemías? Porque, una vez más, veo cómo Dios da a la gente ciertas gracias; y si todos hacemos lo que se supone que debemos hacer, podemos servir a Dios y obedecer lo que se nos llama a hacer. Hanani le trajo el informe a Nehemías; y cuando le contó lo que estaba sucediendo, Nehemías se sentó y lloró y se lamentó.
He visto a través de la Palabra, y por experiencia personal, que una manera de averiguar lo que Dios puso en ti para hacer cuando estabas en el vientre de tu madre, antes de que hicieras algo bien o mal, es averiguar lo que te hace llorar, enojarte, o agita algo en tu alma. Eventualmente, esa conmoción, por la dirección de Dios, te hará orar, para que puedas recibir del Señor qué hacer acerca de la situación. Eso es lo que hizo Nehemías. Oró, ayunó y buscó al Señor. Ese tiempo de oración envió a Nehemías a la presencia del Rey; y en ese lugar, el Señor le dio a Nehemías favor con el Rey. Nehemías pudo recibir cartas de paso libre entre los gobernadores en su camino a Jerusalén, el mejor material para reconstruir los muros, y el rey incluso le dio un grupo de hombres para su seguridad. Nehemías fue capaz de reunir a la gente que era un desastre, y arreglar todo lo que estaba en desorden.
Esa era la parte de Nehemías. Así que, ahora que el trabajo estaba terminado, ¿Qué seguía? Alguien tenía que gobernar al pueblo. ¿No sería probable que la persona que lo hizo todo, dirigiría? No. Ese no era el lugar, la gracia o la unción de Nehemías. Esa no era su tarea. Entonces, ¿Quién debía gobernar? Aquel a quien Dios llamó para hacerlo.
Vemos en Nehemías 7:2, que una de las dos personas que Nehemías dejó a cargo para gobernar fue su hermano, Hanani. Es interesante que Dios enviará al eventual líder a su hermano para hacer el trabajo. No era el trabajo de Hanani reconstruir los muros. El hizo su trabajo inicial en llevar el mensaje a su hermano quien fue equipado por Dios para reconstruir los muros. Nehemías obviamente mantuvo su palabra al rey y regresó a continuar su trabajo original. Fue Hanani quien fue designado para dirigir, gobernar y asegurarse de que todo siguiera como estaba el día que le fue entregado.
Lo que quiero decir es que has sido ungido y agraciado para hacer ciertas cosas, así que averigua cuáles son. No intentes hacer algo para lo que no has sido ungido. Ayuda a los que tienen gracias que tú no tienes. Si todos hacemos lo que se supone que debemos hacer, los "muros" se reconstruirán a nuestro alrededor y Dios estará complacido.
Pr. Mark Garver