13 de Mayo, 2024
13 de Mayo, 2024
1 Timoteo 4:12 NVI “No dejes que nadie te menosprecie por ser joven, sino sé ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, fe y pureza.”
Aquí vemos al Apostol Pablo escribiendo una carta al joven Timoteo acerca de ser un ejemplo para la congregación que él está dirigiendo. Ahora cuando leemos esto, podemos tender a ignorar las instrucciones de Pablo porque después de todo él está escribiendo específicamente a un Pastor y lo más probable es que tú no estés pastoreando una iglesia. Bueno, quiero animarte a que tomes el texto a pecho porque al final del día ¡todos estamos llamados a ser un ejemplo para alguien! Pablo nos dice a menudo que podemos seguir su ejemplo como él siguió a Cristo (1 Corintios 1:11, 1 Corintios 4:16-17).
Esto significa que el ejemplo que des, debe señalar a otros hacia Cristo. Esta es una de las llamadas más altas del creyente. En todo lo que decimos, en nuestra conducta, en nuestro amor, en nuestra fe y pureza debemos estar señalando a Jesucristo. Se nos dice que vivamos una vida digna de este llamado que hemos recibido, y el llamado que hemos recibido es para salvación (Efesios 4:1). Hay una manera de que seamos un ejemplo que inspire a otros a seguir a Cristo. Vemos en el libro de Mateo que estamos llamados a ser sal y luz (Mateo 5:14-15).
Cuando crecí en Colorado, teníamos caballos. A veces estos caballos eran muy testarudos y se negaban a beber como debían. Entonces, lo que hacíamos era poner bloques gigantes de sal para que cuando los lamieran tuvieran sed y fueran al abrevadero. Bueno de la misma manera cuando el creyente pone el ejemplo en estas áreas hará que otros creyentes e incluso el mundo tengan sed de una relación con Cristo. Toma un momento y examínate después de leer esto. ¿Hay alguna área en la que puedas ser un mejor ejemplo? Mientras piensas en esto, pídele al Espíritu Santo que te ayude a alejarte de cualquier cosa que pueda impedirte ser el ejemplo. Avanza con confianza y desafíate a ti mismo a decir ¡puedes seguirme como yo sigo a Cristo!
Pr. Mark Garver