29 de Mayo, 2024 - Inclina tu oído

Inclina tu oído

29 de Mayo, 2024

Proverbios 4:20 “Hijo mío, atiende a mis palabras; inclina tu oído a mis dichos.”

¿Cómo atiendes a la Palabra de Dios? Prestándole atención. ¿Cómo le prestas atención a la Palabra de Dios? Primero, debes ponerla en primer lugar en tu corazón. Cuando las cosas de la vida se cruzan en tu camino y tienes una pregunta sobre qué hacer en una situación, debes preguntarte: «¿Qué dice la Palabra de Dios?». Cuando alguien presta atención a lo que le rodea, significa que está muy consciente de lo que sucede. De la misma manera, prestar atención a la Palabra de Dios es estar muy consciente de lo que la Palabra dice con respecto a cada área de nuestra vida. Es solo después de que le damos a la Palabra de Dios el primer lugar en nuestra vida que podemos empezar a hacer el resto de lo que la Palabra dice para que podamos recibir todas las promesas de Dios.

La siguiente porción dice: «Inclina tu oído a mis dichos». La NTV dice: «Escucha atentamente mis Palabras». ¿Cómo escuchas atentamente la Palabra de Dios? La mejor manera es decirla de tu propia boca. Otra manera es escuchar la Palabra ungida de Dios predicada y enseñada. Romanos 10:14 dice: «¿Cómo oirán sin predicador?». Los oídos son una puerta al corazón, tu KARDIA, el centro mismo de tu ser. Una manera de llevar alimento y fe a tu corazón es a través del oído. Cuando escuchas la Palabra de Dios, debes mezclar la fe con lo que Dios está diciendo. Hebreos 4:2 dice: «Porque también a nosotros se nos predicó el evangelio, como a ellos; pero la Palabra predicada no les aprovechó, por no haber sido mezclada con la fe en los que la oyeron.» Cuando oímos la Palabra en nuestro oído, eso no es suficiente. Debemos mezclar la fe y tener confianza y seguridad en lo que oímos, y la seguridad de que Dios nos está hablando directamente. Tú podrías decir: «Pero la Biblia dice: “La fe viene por el oír y el oír por la Palabra de Dios” (Romanos 10:17). Sí, así es, pero no puedes ni quieres hacer lo que no te ha sido revelado. Debes, al escuchar la Palabra de Dios, creer que los ojos de tu entendimiento son alumbrados, para que lo que escuchas se convierta en revelación para ti. Tienes que realmente «entenderlo» antes de que puedas hacerlo. Escuchar es vital para recibir las promesas de Dios; pero recuerda lo que dijo Jesús: «Ten cuidado cómo oyes». Debes oírlo con fe, con emoción, sabiendo que tu vida está a punto de cambiar.

Pr. Mark Garver

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