17 de Julio, 2023 - Preséntate
Romanos 12:1 "Os ruego, pues, hermanos, por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional."
Nada quiere morir. Todo parece resistirse a la muerte, así que hay una lucha que viene contra la muerte. La carne no es diferente. Tampoco quiere morir. Quiere vivir y estar a cargo de tu vida, especialmente si tu carne ha tenido dominio sobre ti, tu vida y tus decisiones. Cuando naciste de nuevo, tu cuerpo se convirtió en el templo del Espíritu Santo, y ahora Dios vive en ti. Es Cristo en ti la esperanza de gloria. El mismo poder que levantó a Cristo de entre los muertos está vivificando tu cuerpo mortal, lo cual es una referencia directa a resistir el pecado. No tienes que tratar de someter tu carne por ti mismo. Este verso nos da una herramienta. Debemos ofrecer nuestro cuerpo como sacrificio vivo. Mi esposa dice: "El único problema con un sacrificio vivo es que trata de bajarse del altar". Entonces, ¿Cómo lo haces? Puedes hacerlo literalmente ofreciendo tu cuerpo a Dios. Estas son mis manos; te pido que las uses para tu obra. Estos son mis pies; te pido que los lleves donde necesites que vayan por ti. Esta es mi boca; te pido que la uses para alcanzar a otros para ti y para compartir esperanza, fortaleza y ánimo a través de mí. Puedes hacerlo a través de los tiempos de adoración alzando tu voz, tus manos y expresiones que traigan alabanza al Señor. Hemos sido hechos santos. Jesús es santo y Él nos hizo santos, pero nuestros cuerpos pueden querer hacer cosas profanas porque tienen concupiscencias y quieren pecar. Al ofrecer tu cuerpo al Señor, como un sacrificio vivo, lo estas haciendo santo. Al hacer cosas con tu cuerpo que son agradables al Señor, como servirle a Él a través de servir a la gente, estás siendo un sacrificio vivo y haciendo tu cuerpo santo. No te equivoques al respecto, tu cuerpo todavía quiere estar a cargo y satisfacer los deseos que tiene.
Al hacer lo que este versículo dice, estamos negando a nuestra carne el control mientras la sometemos a adorar al Señor. Es nuestro servicio razonable, o nuestra expresión genuina de adoración a Dios. Cuando hacemos esto diariamente, nos mantendrá alejados del pecado, y, por lo tanto, hará que podamos terminar nuestro curso. El diablo usa la lujuria y el pecado para descarrilarnos de nuestra carrera, pero la Palabra de Dios nos da las respuestas para que podamos terminar con gozo.
Ps Mark Garver